Un colombiano está detrás de la caída del presidente Otto Pérez Molina por corrupto.
El diario el PAIS de España resalta el papel del exmagistrado colombiano sobre el castigo a la corrupción,particularmente en Guatemala,A Iván Velásquez de Medellin Colombia, le tomó poco tiempo cambiar la historia de Guatemala. Desde que llegó en octubre de 2013 a la Comisión Internacional contra la Impunidad de Guatemala (CICIG), quienes conocían al que en Colombia es llamado el “magistrado estrella” sabían que pronto destaparía algún escándalo. Y así fue. El pasado 16 de abril, la CICIG publicaba la investigación del caso La Línea, que demostró una red de corrupción en las aduanas de ese país, que involucraba a varios altos funcionarios del Gobierno. Guatemala estalló entonces. Las protestas se tomaron las calles y en menos de un mes, la vicepresidenta Roxana Baldetti Elías fue obligada a renunciar.
En cabeza del Abogado Velásquez, la CICIG también comprometió al Instituto Guatemalteco de la Seguridad Social, que adjudicó tratamientos de hemodiálisis(método de depuración sanginea) a una empresa que no tenía los requisitos para realizarlos. Hoy los guatemaltecos no se miden en halagos frente a la labor del colombiano. Por primera vez en la historia de Guatemala un presidente tras perder su inmunidad de ve obligado a dimitir. Las investigaciones de Velásquez no le dejaron más salida.y, nos preguntamos OTTO PÉREZ MOLINA sería exonerado en Colombia??
En tal sentido el Diario el pais de España titulo “Guatemala ama a Iván Velásquez…”y,
“Así rezan las pancartas que se ven en las calles del país centroamericano. Iván Velásquez, quien fuera el investigador estrella de la parapolítica en Colombia: más de 60 congresistas fueron enviados a la cárcel por su valiente trabajo para destapar la macabra alianza de la política y el paramilitarismo. Ese es el colombiano detrás de la caída del presidente de Guatemala Otto Pérez Molina por corrupto. Velásquez fue precisamente quien en Colombia se atrevió a destapar los pasos de Mario Uribe, el primo del expresidente Alvaro Uribe por lo que le hicieron toda clase de montajes para desprestigiarlo. Fue objeto de interceptaciones, intimidaciones, amenazas e incluso, sus compañeros, los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y en especial quien hoy ostenta la presidencia del tribunal—el señor Leonidas Bustos, al que nunca le permitieron llegar como titular—lo forzaron a renunciar en septiembre de 2012. Velásquez renunció irrevocablemente. Dijo que por razones personales, pero Colombia entera sabía que nadie lo quería ahí, porque seguiría impartiendo justicia.
Llegó a Guatemala un año después, en octubre de 2013. Ya llevaba consigo los reconocimientos del International Bar Association y el premio mundial de la Asociación de Jueces Alemanes como el defensor de los derechos humanos del año. Hoy el colombiano que nos llena de esperanza dice “no me siento extranjero en Guatemala, porque soy ciudadano de América Latina”. “La lucha por la restauración moral de la República es un largo proceso que apenas empieza y requiere de la participación de toda la ciudadanía”. Estas frases de la cuenta @Ivan_Velasquez_, son seguidas por más de 40 mil personas, como si fuera una actriz, un cantante o un político, pero él es un juez.
Un hombre que ha honrado la toga y que con su actuación al frente de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), un organismo adscrito a Naciones Unidas, terminó por lograr que el Congreso le retirara la inmunidad y se le emitiera una orden de captura a Pérez Molina, un general brigadier que cuando se posesionó dijo que lucharía contra la corrupción y terminó siendo el líder pero no de un pueblo que depositó en él la confianza sino de una banda criminal conocida como La línea, para recibir el soborno, 50 por ciento, de todo el contrabando.
Hoy en Guatemala cae otro general en retiro, como en 1985 cayera el dictador Efraín Ríos Montt, quien es juzgado por genocidio. A partir de ese momento se inició la democracia y en 1996 se firmaron los acuerdos de paz. En esa década el país centroamericano tuvo asamblea constituyente, otros intentos golpistas y más de 250 mil muertos y desaparecidos entre 8 diferentes gobernantes. Diez años después se creó la Comisión Internacional contra la Impunidad y su mayor logro se produce cuando la Cicig iba a terminar su periodo. Acaba de ser renovada su continuación por dos años más.
Fueron pocos pero suficientes los periodistas en Colombia entre ellos Cecilia Orozco y Daniel Coronel, quienes por años lucharon en medio de toda clase de dificultades para con sus letras defender la gestión de Velásquez, hasta que hoy desde otro país, se confirman todas las condiciones de este hombre nacido en Medellín, ciudad donde comenzó su carrera como escribiente hasta llegar a las más altas dignaturas.
Colombia necesita una comisión de esas características, de la participación de la sociedad para acabar con las estructuras criminales que han cooptado el Estado y a los políticos que se vuelven sus servidores. Velásquez y la valerosa fiscal Thelma Aldana, demostraron que sí se puede y lo hicieron en un país donde además existe como existió en el nuestro, una especie de paraestado, instituciones cooptadas por las mafias, los narcotraficantes y el crimen organizado, y con un sistema penitenciario desde donde se ordenan los delitos. La Cicig logró romper con la impunidad.
Podría nuestro presidente seguir los pasos de Eduardo Stein en 2007 cuando suscribió con la ONU la creación de esa comisión, sobre todo ahora que estamos tras la búsqueda de la reconciliación, para lo cual se necesita a una ciudadanía activa y exigente como la que estamos presenciando en Guatemala, Honduras y en el Salvador. El papel de la prensa en Guatemala fue también definitivo. La revista Contrapoder, que dirige Juan Luis Font, esa que con su nombre le hace honor a la esencia de nuestra profesión, se atrevió a contarlo todo y reveló las primeras escuchas delMinisterio Público y la Cicig en un caso de lavado de activos y política.
Son muchas las lecciones que nos deja lo ocurrido en Guatemala pero principalmente una: la justicia es la única fórmula de recuperar la esperanza para una sociedad que quiere encontrar una identidad respetable y despertar a la ciudadanía de la apatía que la hace cómplice y víctima…”