Monthly Archives: February 2015

Estanislao Zuleta

Al celebrarse 25 años del fallecimiento del profesor y filósofo Estanislao Zuleta, sea esta la oportunidad de recordarlo y continuar aprendiendo de este gran colombiano, que nos enseñó, que: “ Adan y sobretodo Eva, tienen el mérito original de habernos liberado del paraíso, nuestro pecado es que anhelamos regresar a el”

Los invitamos a leer en consecuencia

Sobre la lectura 

Sobre la lectura
Estanislao Zuleta
(1982)

Voy a hablarles de la lectura. Me referiré a un texto escrito hace unos años.
Espero que lo comentemos en detalle para que logremos acercarnos al problema
de la lectura. Comencemos con un comentario sobre Nietzsche. Nietzsche tiene
muchos textos sobre este tema, pero por ahora les recomiendo sólo dos: el prólogo
a la Genealogía de la moral y el capítulo de la primera parte de Zaratustra que se
llama “Del leer y el escribir”; hay otros muy buenos en el Ecce Homo y en las
Consideraciones intempestivas, particularmente en la que lleva por título,
Schopenhauer educador. En ella se habla de lo que significó Schopenhauer para
Nietzsche en su juventud y en qué sentido fue para él un educador. Además les
recomiendo que se lean Sobre el porvenir de nuestros institutos de enseñanza,
pues en él, Nietzsche, hace una crítica de la Universidad como pocas veces se ha
hecho, incluso hoy. Vamos a leer el texto sobre la lectura; lo comentaremos y
contestaré las objeciones, críticas o insatisfacciones que ustedes me manifiesten.
Acaso ningún escritor haya hecho tan conscientemente como Nietzsche de su
estilo, un arte de provocar la buena lectura, una más abierta invitación a descifrar
y obligación de interpretar, una más brillante capacidad de arrastrar por el ritmo
de la frase y, al mismo tiempo de frenar por el asombro del contenido. Hay que
considerar el humorismo con el que esta escritura descarta como de pasada lo más
firme y antiguamente establecido y se detiene corrosiva e implacable en el detalle
desapercibido: hay que aprender a escuchar la factura musical de este pensamiento,
la manera alusiva y enigmática de anunciar un tema que sólo encontrará
más adelante toda amplitud y la necesidad de sus conexiones. Este estilo es la otra
cara, el reverso de un nítido concepto de la lectura, de un concepto que a medida
que se hace más exigente y más quisquilloso libera la escritura de toda
preocupación efectista, periodística, de toda aspiración al gran público y de esta
manera abre al fin el espacio en que pueden consignarse las palabras del
Zaratustra y elaborarse la extraordinaria serie de obras que lo continúan,
comentan y confirman. Al final del prólogo de la Genealogía de la moral
Nietzsche dice que requiere un lector que se separe por completo de lo que se
comprende ahora por el hombre moderno. El hombre moderno es el hombre que
está de afán, que quiere rápidamente asimilar; “por el contrario, mi obra requiere
de lectores que tengan carácter de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar
tranquilos”. Nietzsche dice que “existe la ilusión de haber leído, cuando todavía
no se ha interpretado el texto. Y esa ilusión existe por el estilo mísero en que
escribe.

Pero él va más lejos, el texto que viene más a la mano es el Zaratustra y se
encuentra en el primer discurso del Zaratustra. Dice Nietzsche que va a contar la
manera como el espíritu se convierte en primer lugar en camello, el camello se
convierte en león y éste se convierte finalmente en niño.
Nietzsche dice que primero el espíritu se convierte en camello, es el espíritu que
admira, que tiene grandes ideales, grandes maestros. Por ejemplo, en el caso de
Nietzsche, Schopenhauer, y una inmensa capacidad de trabajo y dedicación; el
camello es el espíritu sufrido, el espíritu que busca una comunidad con cualquier
cosa. –Es un aspecto que se refiere al pensamiento, todo el Zaratustra es una
teoría del pensamiento–. Si no se logra leer así, no se entiende nada; pero el
espíritu no es sólo eso, admiración, dedicación, fervor, y trabajo; el espíritu es
también crítica, oposición y entonces dice que el espíritu se convierte en león;
Como león se hace solitario casi siempre y en el desierto se enfrenta con el dragón
lleno de múltiples escamas y todas esas escamas rezan una misma frase: tú debes.
Entonces el espíritu se opone al deber, es el espíritu rebelde, el que toma el tú
debes como una imposición interna contra la cual se rebela, que mata todas las
formas de imposición y de jerarquía, pero que todavía se mantiene en la negación.
Y dice Nietzsche que el león se convierte finalmente en niño y explica así: el niño
es inocencia y olvido, un nuevo comienzo, y una rueda que gira, una santa
afirmación. Eso ya no es rebelión contra algo; la rebelión contra algo sigue
estando determinada por aquello contra lo cual uno se rebela, de la manera en que
por ejemplo el blasfemo sigue siendo religioso, porque para pegarle una puñalada
a una hostia hay que ser tan religioso como para tragársela; es inocencia y olvido;
olvido en Nietzsche es una fórmula muy fuerte, una potencia positiva. Nuestra
capacidad de olvidar es nuestra superación del resentimiento. Ahora, el
pensamiento funciona con las tres categorías: capacidad de admiración:
idealización, trabajo o labor; la capacidad de oposición: critica, rebelión, y otra: la
capacidad de creación: sin oponernos a nada, de juego, de inocencia, de rueda que
gira. El espíritu es las tres cosas; sólo si esas tres cosas se combinan funciona el
pensamiento filosófico; cuando cualquiera de las tres se enuncia sola es una
determinada frustración, una filosofía sombría, un dogmatismo o una idealización
de cualquier tipo, o una filosofía rebelde que no es más que rebelión, o es también
una filosofía que no tiene ni apoyo en aquello a lo que busca integrarse, ni en
aquello contra lo que lucha sino que se predica sólo como juego y que como juego
sólo es anarquismo vacío.

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Aprende a ser maquiavélico …

Texto El príncipe, Img. google
Texto El príncipe, Img. google

MAQUIAVELO EN EL AÑO 2013

Me permito invitarlos con todo comedimiento ha otear sin hesitación este reflexivo y reinante ensayo redimido del olvido; publicado en el diario el Tiempo…

Este año se cumplen 500 años de El príncipe, la obra más importante de Maquiavelo. En la historia no hay un autor más maltratado, ni un texto más malinterpretado. Tanto, que cuando se quiere hacer referencia a alguien pérfido o sin escrúpulos se dice que es “maquiavélico”. Incluso la Real Academia de la Lengua define este término para señalar a alguien que “actúa con astucia y doblez”.

Si hoy los gobernantes y sus consejeros volvieran a leer ese texto, que no supera las 30 mil palabras, redescubrirían no un manual para aferrarse al gobierno, sino una guía de 26 lecciones sobre la conquista y el mantenimiento del poder, que cinco siglos después tiene una sorprendente vigencia.

Encontrarían, por ejemplo, que desde la primera línea afirma que un buen consejero no es aquel que para congraciarse con el príncipe se le presenta con lo que “juzga más ha de agradarle”, sino aquel que hace comprender que no ofende al decir la verdad. Y más aún, que logra que el gobernante al ejercer su poder no pretenda ser del pueblo, ni él mismo quiera ser el que gobierna, pues “para conocer bien la naturaleza de los pueblos hay que ser príncipe, y para conocer la de los príncipes hay que pertenecer al pueblo”.

Cuando reflexiona sobre las clases de principados y la forma en que se adquieren, Maquiavelo marca los límites que encuentra el gobernante para ejercer y extender su poder. No solo muestra cómo en la ambición desmedida, la tentación a quedar bien con todos y el aplazamiento de las soluciones están los principales riesgos que lo amenazan. También, cómo es de corta la permanencia de aquel que ascendió al principado corrompiendo a nobles y soldados, o transitando por un camino de perversidades y delitos.

Es evidente que reivindica a los que llegan a ser príncipes por sus virtudes y no por el azar. Y es aquí en donde una de sus mayores contribuciones está en alertar que el principal riesgo que enfrenta un gobernante aparece cuando quiere hacer grandes cambios: “No hay nada más difícil de emprender, ni más dudoso de hacer triunfar, ni más peligroso de manejar, que el introducir nuevas leyes. El innovador se transforma en enemigo de todos los que se beneficiaban con las leyes antiguas, y no se granjea sino la amistad tibia de los que se beneficiarán con las nuevas”. Esa tibieza impide a los amigos defender al príncipe. Su miedo a los que se beneficiaban en el pasado y su incredulidad frente al futuro hacen que sean los menos indicados. Son las obras del que gobierna las que deben hablar por él.

El problema está en si el príncipe para lograr el cambio debe recurrir a la súplica ante aquellos que considera poderosos para que lo apoyen, o si puede hacerlo con sus propios medios. Si es el primer caso, el príncipe terminará abdicando. Pero si es en el segundo, entonces tendrá que estar dispuesto a usar la fuerza si es necesario. A los pueblos “es fácil convencerlos de algo, pero difícil mantenerlos fieles a esa convicción, por lo cual conviene estar preparados de tal manera que, cuando ya no crean, se les pueda hacer creer por la fuerza”.

Sus reflexiones sobre el rey Luis XII, el papa Alejandro o el siciliano Agátocles sirven para mostrar que cualquier medio es útil para alcanzar el poder pero no la gloria. ¿Qué tanta justicia hay cuando a los pérfidos o los sin escrúpulos se les llama ‘maquiavélicos’?

Maquiavelo en realidad expone una visión descarnada y pragmática sobre el poder y las vicisitudes que surgen de la necesidad de que “un príncipe sepa comportarse a la vez como hombre y como bestia”. Si hoy, 500 años después, tuviera que escribir sus consejos, al ver cómo se gobierna, entendería que se quedó corto en sus apreciaciones sobre la naturaleza de estas últimas. Si algunos de los gobernantes y sus consejeros volvieran a leer y seguir al verdadero príncipe…”

¿ABSTRACCIONES SOBRE QUIEN DEBE SER EL ALCALDE MUNICIPAL?

 POR: EDGAR A. SUÁREZ LOZANO (*)

En el municipio es donde reside la fuerza de los pueblos libres .Las instituciones municipales son, a la libertad, lo que las escuelas primarias vienen a ser a la ciencia…” Alexis De Tocqueville.

A partir del Acto Legislativo 01 de 1.986 se instituyó en Colombia la elección popular de los Alcaldes, elegidos directamente mediante voto de carácter universal y programático, que es un: “…mecanismo de participación mediante el cual los ciudadanos que votan para elegir gobernadores y alcaldes, imponen como mandato al elegido el cumplimiento del programa de gobierno que hayan presentado como parte integral en la inscripción de su candidatura”(C.N, art 259 y Ley 131 de 1.994), confiriéndole un papel protagónico de verdadero Gerente Local y no de mero mensajero de la ciudadanía, fortaleciéndose de esta forma la descentralización y autonomía del municipio como ente territorial primordial de la estructura estatal.

Alcalde de Zalamea
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La palabra Alcalde proviene del árabe AL-QUADI, que significa Juez, deviniendo en jefe de la administración pública, representante legal, primera autoridad de policía del municipio, y ejecutor de los Acuerdos y proposiciones del Concejo Municipal, tal como lo instruye el Decreto 1333 de 1.986 en armonía con las leyes 136 de 1994 y 734 de 2002.

De tal manera, para ser elegido Alcalde demanda la ley entre otros requisitos, ser ciudadano colombiano en ejercicio y haber nacido o ser residente por más de tres años en el respectivo municipio con la única intención de evitar que forasteros ocupen la primera magistratura municipal. Continue reading ¿ABSTRACCIONES SOBRE QUIEN DEBE SER EL ALCALDE MUNICIPAL?